CLAVE CUARTA
EL INCONSCIENTE

 

El sueño es el más antiguo de los géneros literarios. Constituye el relato primordial y el acervo de imágenes míticas de cada cultura.

Jacobo Siruela (Prefacio a Cuaderno de Noche, de Inka Martí)

 

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A través del clima onírico, las ficciones espectaculares refuerzan el carácter espectador del lector.

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Los protagonistas de las ficciones espectaculares son personajes – testigo, falto de iniciativa o poder de decisión, que se asemejan al soñador en su propio sueño. Para ello existe un arquetipo y referente: el protagonista kafkiano.

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El inconsciente mueve al individuo y por tanto al personaje literario, estructurando su cadena de acciones y motivaciones.

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El inconsciente tiene la capacidad de enlazar tiempos pasados (memoria, nostalgia), presentes (sueño, diálogo, acción) y futuros (deseos, ansias), y en ello se asemeja al funcionamiento de cualquier conflicto narrativo (un status quo pretérito se ve roto por un conflicto presente, que desarrollará una consecuencia futura).

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Utilicemos los relatos simbólicos que aparecen en nuestra imaginación. Un mito es un sueño público, un sueño es un mito privado. (4)

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Nuestros sueños individuales forman también un continuo, un imaginario. Es un mundo que se articula en torno a ciertas constantes y rasgos estructurales.(5)

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Prestemos especial atención a nuestro inconsciente. Es el mejor recurso que tenemos a nuestra disposición para entender la lucha entre espectáculo externo e imaginario interno.

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Abramos bien los oídos hacia los reflejos del inconsciente que ocurran a nuestro alrededor: ¿Hasta qué punto el espectáculo se apodera de la consciencia humana a través de su cara sumergida? Es del inconsciente de dónde surgen las mitologías de cada época, tan influenciadas hoy por el espectáculo cómo perpetradoras del mismo.

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Nada es literal en el sueño, sino que encierra cuestiones de peso dentro de su ligereza. Su inconfundible clima de extrañeza y misterio abre una amplia gama de sugerencias en nuestra mente.

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El sueño es capaz de unir mundo espiritual y sentidos corporales

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Sufrimos en los sueños, nos curamos en los sueños. (6)

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Hagamos del lector – espectador un soñador en potencia, incitémosle a adentrarse en la otra fase de su vida. La falta de conexión con lo onírico en el individuo es una de las consecuencias y fuerzas del espectáculo contemporáneo.

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El espectáculo desea apropiarse del sueño hasta hacerlo desaparecer en la homogeneidad del todo. Pero el sueño vuelve siempre con fuerza, emergiendo de la profundidad de sus agua.

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La materia del sueño es el agua, que fluye, refleja, hunde y conforma al humano.

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Hay sueños pequeños y sueños grandes. Los segundos giran en torno a imágenes simbólicas transpersonales que podemos reconocer en la historia del espíritu humano. (5)

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Usando el automatismo como primer mecanismo creador aparecen sobre el papel los esbozos de las ficciones escondidas en nuestro inconsciente.

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Toda ficción que aparezca en nuestra inconsciente es hija del espectáculo de su tiempo.

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Memoria, deseo y sueño están tensamente conectados, más de lo que seremos capaces de entender nunca, y a través de su conexión, crean nuevos mundos sin dificultad alguna. En su estudio se encuentra la clave para crear nuevas realidades.

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Las puertas del sueño nos llevan tanto a lo natural encerrado en cada uno de nosotros, cómo a lo alterado: espejo del espectáculo en el que vivimos.